miércoles, 25 de abril de 2012

De drogaderasqueras y memorias.

Una amiga que sabe muy bien como contar-se. Sama. Buena con la cámara de fotos, más de ella: http://whylikethiss.blogspot.com

Esclarosis

Te vas para dejar un rastro de baba ácida que sale de tu boca.
Culpas disfrazadas de recuerdos.
Sin cerrar los ojos veo los fragmentos que invaden mi cráneo.
Las explicaciones sobran, los motivos igual, todo sobra más bien.
No puedo dormir.
Como cuando crees que pasa el tiempo y cuando te ves, sólo han sido un par de minutos del olor que he sentido aquí tan cerca de mi.
La estela de tu ser se queda impregnada en el aire, a través de los objetos que de verdad están ahí, como una figura; como un holograma que aparece, marca y se desvanece conforme el sonar del tiempo, porque el tiempo suena sin un reloj.

Toco las cosas y absorbo la información a través de los diminutos pliegues de mis dedos, para que recorran todas y cada una de las venas que se encuentran en este cuerpo tan frágil y desconocido; llegan a un mismo punto que revienta, que desea saber y adentrarse a algo que no le es permitido..

Aunque se rompa la barrera, no podrás comprender que es lo que en verdad sucede, aunque quiebres con la incertidumbre, con las dudas y con los hechos, aunque se pongan mil y un pretextos que puedan ser válidos o no, esto no se rompe, no tiene solución más que el olvido, porque las cosas que no se pueden se olvidan.
Se puede avanzar pero no retroceder.

Cómo volver a algo que nunca fué? que nunca existió? como borrarse hasta cierta parte del pasado para empezar de nuevo.

Estar acostado observando el techo, se forman cuadros de colores, se viene todo para abajo, tu vista lo abarca todo, es infinito... cierras los ojos y puedes ver todo, sentir todo, una ola gigante de pequeñas cosas que hacen situaciones, para que cuando te des cuenta nada de ello en realidad haya pasado. Quisiera despertar y decir "¡Que largo sueño!", levantarme, vestirme, y decir que los últimos 5 años de mi vida no han sucedido.

Quiero borrar.

Las fechas importan porque todo el pasado está en el presente.

Una fecha y un régimen de invisibilidad. La brutalidad del poder va de la mano de la óptica bajo la que se mueve una sociedad. Una fecha que no tiene fecha. Más del antropófago en: http://www.algomuygravevaasucederenestepueblo.blogspot.com/


1936

En algún sitio olvidado por Dios…
-¡Más rápido, perros! ¡Caven más rápido! –Exclamaba el militar.
Nadie creía que el horror de la guerra devastaría nuestro pequeño pueblo. Pensábamos que la guerra solo se llevaba a cabo en las ciudades. ¡Qué equivocados estábamos!
Hace dos meses que nos agarraron a mí y mi familia. Dormíamos plácidamente cuando irrumpieron en nuestra humilde casa en la colina. Para los militares es muy fácil tirar una puerta de madera casi podrida con una sola patada.

-¡Levántense, piltrafas! – Justo después de aquel grito comenzó nuestro maltrato y el abuso. Con la culata del rifle le rompieron el cráneo a mi padre y así quedó inerte en el suelo. A mi madre y a mi hermana las cogieron por los cabellos y las llevaron arrastradas afuera de la casa y las montaron en un burro encaminado a los campamentos de aquellos puercos a las afueras de la ciudad. Sólo Dios sabe que horrores les habrán hecho, puesto que nunca las volví a ver.

Ahora me tocaba a mí, pensaba que sufriría el mismo destino que mi padre. Yo ya era un muchacho lo suficientemente grande como para cargar un machete –me van a matar –pensé. Ojalá y lo hubieran hecho, hubiera sido una muerte piadosa y me hubiera ahorrado el sufrimiento que me esperaba. Llámenlo cobardía pero en algunos casos un balazo en la frente puede parecer una alternativa más piadosa.

Me ataron de manos y pies entre cinco de esos puercos. –Este bastardete está bien fuerte- dijo uno de ellos. Y es que era cierto, la vida en el campo nos obligaba a ser fuertes y salvajes.

Tuvieron que darme un buen golpe para dejarme inconsciente y lograr echarme cual costal a un camión de carga junto con otros hombres de mi pueblo. Desperté por ahí de las cuatro de la mañana, con ese golpe dormí unas dos o tres horas. Vaya, ahora ya no estaba atado con una simple cuerda sino que ahora eran cadenas que compartía con mi gente. Nos habían agarrado a todos los hombres y me preguntaba si nos terminarían fusilando.

No, señor, claro que no nos matarían… no de esa forma. Una de las cosas más interesantes que trae la guerra es la explotación que ocurre a espaldas de todos. Nadie se enterará nunca.

Y así fue como durante largos días nuestros cuerpos fueron fatigados al máximo a realizar trabajos forzados, nos acarreaban hacia la ciudad para recoger cuerpos o cargar cosas. Tarea que le correspondía a nosotros, la carne de cañón. Cualquier cosa que fuera arriesgada o denigrante era nuestro deber realizarlo.

Eso nos lleva al día de hoy. Después de dos meses mi cuerpo se ha ido quedando más y más débil, como el del resto de mi gente. No todos llegaron con vida a este día. Vi caer a tantos de mis amigos y conocidos. Me moría del coraje al ver a los militares profanar sus cuerpos y dejar que se convirtieran en carroña para las fieras. Pero no podía hacer nada o terminaría incluso peor que ellos.

Pasan las horas y noto este día algo diferente. Nos han llevado a un monte pelón lleno de hierbas malas y nos han puesto a limpiarlo.

– A ver, bola de salvajes, después de que terminen de arrancar la hierba irán por palas y cada uno de ustedes cavará como se les indique-Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Me lo negaba una y otra vez pero ya sabía qué pasaría con nosotros al caer la tarde.

Después de trabajar el monte y excavar nos pusieron en fila mirando hacia la puesta de sol. Todos al pie de nuestras respectivas tumbas escuchábamos al pelotón de fusilamiento decir –Preparen. Apunten… -y fuimos cerrando los ojos uno a uno.

Del reggaeton, los tragos y otras cosas...

Este cuento se lo debemos a Carlos. Si quieres leer más de él: http://carloscastinov.wordpress.com

Gracias y recuerden ponerse el cinturón o viajar con conductor designado (o como yo, nomas quedarse votado en la casa en que uno acabe).


Por mujeres como tú


Otro de esos cuentos. Me imaginé el discurso de un regguetonero a punto de morir



¿Dónde estás mientras me desangro en esta bola de fierros que antes fue mi Audi? Todo por tu culpa. Le pedí a Miguel y a Leonardo que me acompañaran. Íbamos derechitos a madrearnos a esos tipos con los que andas desperdiciando tu cariño. Ahora sé que Miguel está muerto. Leonardo empezó a gritar que no veía su cabeza y ve tú a saber. Yo lo último que vi fue el muro del hotel “Marilago” echarse encima de las luces y de nosotros.

Pero, ah, tú querías escaparte con esos y tuviste el cinismo de no decirme adonde. De seguro están en el bar “La Costa” chupando a toda madre y bailando bien contentos. ¡Ay! Creo que tengo el volante clavado en mi pecho, ya sentí el frío del cromo que recién le puse esta semana.

No tenías derecho. Siempre te traté bien; cuando iba por ti a la escuela hasta saludaba a tus amigos y les enseñaba mi Kawasaki antes de venderla para sacar el Audi que tanto te gustó. Ahora no sé en cuántos cachos me sacarán de él. Ni siquiera me imagino como se ve por fuera ¡carajo! y estaba recién lavado. Mi hermoso caballo azabache…

Después de todo lo que hice para caerles bien a tus papás. Hasta me lucí invitándolos a Xcaret nunca se me olvidó tu con cara de angelito presumiéndome en pose de “vean, pobretones, como yo puedo darme todos los gustos que ustedes no”. Bien que me fijé. Aún así me gustaste desde que te vi bailando en el “Mambo Café” con tus amigos del colegio. Pero entérate de una vez que en mis escapadas al “Rodeo del Norte” nunca faltaba una nalguita mejor que tú que quisiera irse conmigo a seguir la fiesta. Y que quede claro también, que de todas esas que me despaché, a ninguna la vi otra vez porque tú me gustabas tanto – y ahora te lo puedo decir – que igual me casaba contigo… qué tonto…

Te aburrías de mí sin razón. Ya luego luego me di cuenta que inventabas pretextos para salir cada vez menos conmigo. No te hagas, y luego esos mensajitos que no me querías mostrar eran la prueba final de que tus ojos me escondían traición. Y todavía que decías que me adorabas, que no conocías a nadie tan guapo como yo. Mentiras todas las que salían de tu boca…aaaah, qué frío más jodido…

Ya sé por qué me duelen los ojos y no, no creas que es por las lágrimas que piensas que te mereces, es porqué la mitad del parabrisas lo tengo en medio de la cara.

Lo nuestro es el pasado que se olvida a cuenta de tequilas, descorazonada.

Escucho voces afuera, apenas distingo que hay muchas luces y flashes. Todos van a ver en la primera plana del “De peso” unas buenas fotos de Miguel sin cabeza y de su cabeza sola. Malditos buitres. Nadamas quiero que mañana por la mañana, cuando te vayas a la escuela contenta de que por primera vez no te busqué por toda la ciudad ni te hablé por teléfono, nos mires acabados por tu causa a mí, a Leonardo, a Miguel y a la cabeza de Miguel. En ese momento vas a reconocer a este pobre diablo que ya no tendrás más a tu lado, abrazándote todita.

A unos los segundos del madrazo, todavía sonaba el disco de Pepe Aguilar que puse nomás para alimentarme el coraje de que otra vez me hayas querido ver la cara…sí, mi cara aplastada…ya no sé.

Leonardo está diciendo algo que no entiendo porque siento la cara toda húmeda y ahora más que nunca quisiera tomarme un Cabrito reposado para olvidarme de todo. Para decirte que el dolor del alma no se compara con ninguna fractura múltiple ni con ningún estallamiento de vísceras, porque a fin de cuentas, mi corazón no presume ninguna herida ya que tú lo convertiste en piedra, arpía hermosa, hiel para mi corazón enamorado. Niña babosa que cantaba esa pinche cursileria…de…de…ya no me acuerdo. Pero qué canción de Sin Bandera ni que ocho cuartos, los meros meros K-Paz dela Sierrasonarían ahorita y a punta de trombones me arrancarían del pecho tu recuerdo. Para despertar a todo mundo con mis gritos sobre este infierno que inició al conocerte y ahora pues…

Maldito cariño y mira nomás…

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Se les invita a compartir sus historias, relatos, anécdotas. El estilo es lo de menos. Estamos aquí por el placer de contar. En ese sentido este blog no busca aportar más que la posibilidad de encontrarse con distintos y diversos modos de contar.

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